El precio del éxito: ¿cómo encontrar el equilibrio sin perderse en el intento?

El disparador fue este flyer que vi de mi colega Ps. Luisina Champi


El precio del éxito: ¿cómo encontrar el equilibrio sin perderse en el intento?

Vivimos en una época donde el éxito se mide con relojes que marcan la productividad, con seguidores que celebran logros y con agendas repletas que apenas dejan espacio para respirar. En ese contexto, surge una pregunta tan necesaria como incómoda: ¿cuánto estamos dispuestos a ceder de nuestra salud y bienestar para alcanzar nuestras metas?

El éxito como ideal y como trampa

No hay nada de malo en querer progresar. De hecho, aspirar a más, proponerse desafíos y construir una vida significativa puede ser profundamente saludable. El problema aparece cuando el éxito se vuelve un fin en sí mismo, cuando se convierte en una exigencia más que en una elección, y cuando el camino hacia él deja huellas de ansiedad, insomnio, aislamiento o agotamiento físico y emocional.

Se romantiza el sacrificio como si fuera la única vía válida para llegar lejos. Pero ¿de qué sirve alcanzar una cima si al llegar no tenemos con quién compartirla, o si la energía para disfrutarla ya se esfumó?

El falso dilema: éxito o bienestar

Uno de los errores más comunes es pensar que se trata de elegir entre tener éxito o cuidar la salud. En realidad, lo más sano —y lo más sostenible— es preguntarse cómo construir un éxito que no nos enferme.

Eso implica revisar creencias, límites y prioridades. ¿Qué entendemos por éxito? ¿Es acumular logros o vivir en coherencia con lo que valoramos? ¿Es trabajar más horas o trabajar con más sentido? ¿Es llegar antes que los demás o llegar con ganas de quedarse?

El equilibrio como ejercicio diario

Encontrar ese punto medio no es una fórmula mágica, sino una práctica cotidiana. Implica aprender a decir que no, a descansar sin culpa, a registrar cuándo estamos dejando de disfrutar lo que hacemos. A veces es simplemente permitirse frenar, recalcular, o incluso cambiar de rumbo.

El bienestar no es un premio al final del camino: es una condición necesaria para que ese camino valga la pena.

En conclusión

El verdadero éxito no debería implicar rompernos por dentro. Tal vez, el mayor logro esté en poder mirar hacia atrás y ver no solo lo que conseguimos, sino cómo lo conseguimos. Con dignidad, con afectos cerca, con salud física y mental, y con la certeza de que no nos perdimos a nosotros mismos en el intento.


 

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