La importancia de la supervisión clínica para jóvenes psicólogos
Comenzar a ejercer como psicólogo clínico es una experiencia tan apasionante como desafiante. Tras años de formación teórica, enfrentarse al trabajo con pacientes reales nos confronta con nuestras inseguridades, nuestras limitaciones y también, con el peso de la responsabilidad que implica acompañar el sufrimiento de otro. En ese contexto, la supervisión de casos no es un lujo ni una opción secundaria: es una necesidad ética, formativa y profesional.
Supervisar no significa delegar el trabajo, sino encontrar un espacio de reflexión conjunta sobre la práctica clínica. Es el ámbito donde podemos repensar intervenciones, revisar hipótesis, cuestionar certezas apresuradas y, sobre todo, aprender de la experiencia. El supervisor no está para decir qué hacer, sino para ayudar a mirar lo que estamos haciendo y entender por qué lo estamos haciendo.
Además, la supervisión no solo beneficia al terapeuta. Tiene una función clave en la protección del paciente. Cuando un joven psicólogo supervisa, está cuidando el proceso terapéutico y garantizando un estándar mínimo de calidad clínica. Es una forma de asumir la responsabilidad profesional que implica intervenir en la vida psíquica de otra persona.
Por otro lado, la supervisión también funciona como una contención emocional. Quien trabaja con el dolor humano necesita un espacio donde elaborar lo que esas historias movilizan. Los psicólogos no somos inmunes al sufrimiento de los pacientes, y contar con una mirada externa, con más experiencia, nos permite no quedarnos solos ante situaciones complejas.
Supervisar no es signo de debilidad, sino de compromiso con la práctica. En un mundo donde la ansiedad por demostrar competencia puede llevar a evitar mostrar dudas, apostar por la supervisión es un gesto de humildad profesional y, al mismo tiempo, una forma madura de habitar la tarea clínica.
La formación de un psicólogo no termina con el título. Se construye y se afianza en el ejercicio responsable de la profesión, y la supervisión es uno de los pilares fundamentales de ese proceso. Invertir en ella es invertir en la propia identidad como terapeuta.
Ps. Bruno Casiello
Licenciado en Psicología | Profesor Universitario | Terapia Cognitiva Integrativa | Psicólogo Forense
Comentarios
Publicar un comentario