El fin de la grieta. Una invitación urgente
Por Lic. Bruno Casiello
Friedrich Nietzsche decía que "la diferencia entre los buenos y los malos es que los buenos siempre somos nosotros". Y si miramos con atención el discurso político, mediático y cotidiano de los argentinos en los últimos años, esa frase resuena con crudeza. Cada bando se arroga la moral, la verdad, el amor por el pueblo o la defensa de la República. Mientras tanto, los números hablan por sí solos: pobreza, inflación, educación, corrupción. Todos los indicadores estructurales están mal. Y cuando la realidad es tan dura que no admite maquillaje ideológico, es natural que la gente elija cambiar.
Eso no significa que el cambio sea necesariamente mejor, ni que el pasado haya sido todo error. Pero sí exige una cuota indispensable de autocrítica. Sin ella, no hay aprendizaje. No hay posibilidad de corregir el rumbo ni de construir un país más justo y más estable. Y la autocrítica no puede ser solo individual o partidaria: debe ser también cultural. Porque el problema no es sólo de los dirigentes. Es nuestro. De todos.
Pero más importante aún que la autocrítica es dejar de dividirnos entre los supuestos “argentinos de bien” y el “campo nacional y popular”. Esa lógica binaria empobrece el debate, empobrece la empatía, empobrece la democracia. Y si hay algo que necesitamos recuperar como sociedad es precisamente eso: la capacidad de dialogar sin anularnos.
La democracia no puede ser una guerra. No puede ser un terreno donde el otro es un enemigo al que hay que aplastar o ridiculizar. Necesitamos entender —y esto no es ingenuidad, sino sentido común— que el otro, aunque piense distinto, es un compatriota. Un tipo que se levanta todos los días tratando de hacer lo mejor posible. Que quiere que sus hijos vivan mejor. Que, como vos, está harto de vivir en un país que siempre parece al borde del abismo.
El fin de la grieta no va a llegar por decreto ni por un nuevo presidente. Va a llegar cuando dejemos de creernos los únicos buenos de la historia. Y empecemos a construir una comunidad, no una trinchera.
Bibliografía y referencias sugeridas:
Nietzsche, F. (1886). Más allá del bien y del mal. Leipzig: C.G. Naumann.
Laclau, E. (2005). La razón populista. Fondo de Cultura Económica.
O’Donnell, G. (1994). Democracia delegativa. Journal of Democracy, 5(1), 55-69.
Kovadloff, S. (2017). La extinción de la diáspora. Editorial Sudamericana.
Beccaria, L., & Maurizio, R. (2023). Pobreza y desigualdad en la Argentina contemporánea. Editorial Siglo XXI.
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